Es el arte de la impermanencia japonés, wabi-sabi busca la belleza en las imperfecciones que hay en todas las cosas, en el constante cambio, que surge de la nada y vuelve a la nada. En este movimiento constante de la naturaleza deja sus huellas. Y esas irregularidades son una lección de vida y de belleza.
Incluso hay belleza en lo decadente. Aplicar el wadi-sabi en nuestro hogar supone no llenar el espacio de cosan inútiles, y sobre todo, no sentir la necesidad de que todo sea nuevo y perfecto. La simplicidad tiene que ver con la falta de ornamentación y con evitar cualquier tipo de exceso.
Según Tanizaki Junichiro, "amamos la cosas que llevan la marca de la suciedad, el hollín, la erosión del tiempo, y amamos los colores el brillo que convocan a la mente a pensar en el pasado del que estas cosas están hechas"
Incluso hay belleza en lo decadente. Aplicar el wadi-sabi en nuestro hogar supone no llenar el espacio de cosan inútiles, y sobre todo, no sentir la necesidad de que todo sea nuevo y perfecto. La simplicidad tiene que ver con la falta de ornamentación y con evitar cualquier tipo de exceso.
Según Tanizaki Junichiro, "amamos la cosas que llevan la marca de la suciedad, el hollín, la erosión del tiempo, y amamos los colores el brillo que convocan a la mente a pensar en el pasado del que estas cosas están hechas"
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