El fotógrafo Jordi Llorens ha recorrido medio mundo, y allá donde ha ido ha buscado el mercado local, el corazón de la vida autóctona, con sus ruidos, colores y olores.
Japón, puesto de venta japonés, con los productos empaquetados, que denota el gusto por la higiene y el orden.
Malí. Mercado, en que algunos mercaderes van ganado disimuladamente espacio, empequeñeciendo la calle.
Pakistán. El barullo es considerable en los bazares paquistaníes. Estos polleros pesan, matan y despluman a gusto del comprador.
China. Una sonriente madre de la etnia bai, el mercado pesando manzanas.En estos tiempos en que se puede comprar por ordenador, constituye toda una experiencia retornar al ambiente de los mercados tradicionales.El mercado es un espacio cotidiano que suele pasar desapercibido por el turista.
Yemen. La abundancia de producto incita a comprar y en este puesto de condimentos el joven vendedor ha llenado a rebosar su pequeña tienda.
Cabo Verde. El regateo es práctica corriente en la mayoría de mercados del hemisferio meridional, ya sea por una o muchas hortalizas.
Barcelona. Una frutería en el típico mercado de la Boqueria, una explosión de color que salpica las retinas del cliente e invita a la salivación.Mercados del mundo, Angle Editorial.
Autor, Segi Ramis. Fotos Jordi Llorens.
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