viernes, 22 de febrero de 2008

HOJA DE RUTA PERSONAL

A menudo no nos damos cuenta de que la vida es finita y puede terminar en cualquier momento, hasta que nos sucede algo dramático.
Vivir no es pasar el rato.
El tiempo es breve, vive el momento.
Todo el mundo sabe que se tiene de morir, pero nadie se lo cree.
La resignación es un suicidio cotidiano.
No hay cura para el amor, pero el amor es la cura de todos los males.
Los que dicen que es imposible no deberían molestar ni interrumpir a los que lo están haciendo.
Una hoja de ruta es más que una lista de buenos propósitos. Implica un cambio de vida, un planteamiento más global.
Pero la hoja de ruta requiere, unos elementos de naturaleza mas concreta, más practica.
Para ello es necesario tomar lápiz y papel y dejar por escrito determinados aspéctos que configurarán el mapa del viaje interior y exterior que queremos iniciar.1. Descripción de los motivos del cambio. Consiste en expresar y numerar detalladamente las circunstancias que motivan el deseo de cambio de uno o varios aspectos de nuestras circunstancias corrientes. El hecho de obligarnos a escribir sobre ello nos permitirá tomar mayor conciencia de aquello que tiene valor para nosotros y de lo que nos llama a ser modificado.
2. Elaboración del listado de objetivos personales. Es importante concretar los retos y especificarlos en forma de objetivos. Nos obliga a activar nuestra imaginación y a visualizar el nuevo escenario. Un ejercicio útil para poder empezar a ver y valorar que toda utopía es fácil de pensar, pero harto complicada de realizar.
3. Recursos necesarios para conseguir esos deseos. Todo cambio implica una
renuncia. Toda apuesta, una inversión. Cualquier viaje supone el ejercicio continuo de elecciones que implican descartes. Por ello conviene tener claro cuál será el precio que a modo de inversiones en tiempo, esfuerzo o recursos económicos debemos asumir, y si estamos dispuestos a ello.
4, Tiempo estimado de realización. Sin una fecha de realización no existe compromiso. Por ello es razonable definir un escenario temporal en el que queramos ver cómo se concretan los cambios y empezar a movernos cuanto antes.
5, Firmar. El último punto es el más importante de todos. Para que se ejecute, una hoja de ruta personal requiere un firme compromiso. Requiere una firma. Sin ella no hay apuestas, no hay confianza; los puntos escritos anteriormente no los hacemos nuestros, no nos pertenecen si no damos validez al contrato que hemos redactado con nosotros mismos.
Parece un ejercicio simple y fácil, incluso banal. Pero no lo es, en absoluto. En realidad, pocas personas están dispuestas a asumir este simple ejercicio. El mero hecho de ponerse a escribir implica reflexiones sobre cuestiones que tenemos aparcadas y pendientes. Y eso no es cómodo. Pero el ejercicio resulta sorprendente y, sin duda revelador.
Para aquellos que asuman el reto, feliz hoja de ruta y buena suerte.
Por Alex Rovira, ilustración de Alberto Vazquez, para El País.

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