lunes, 4 de febrero de 2008

UNA MUERTE DIGNA

"De madrugada, el hijo aprovechó un momento de soledad, se sentó a su lado y le tomó la mano. Le dijo unas palabras de despedida y la besó de nuevo. Luego inyectó en el suero la dosis del combinado que haría de su muerte un tránsito indoloro y dulce. Y se quedó a esperar (...) no había agonía, sólo una expresión de serenidad".Le quedaban tres meses de vida. Los hijos hicieron hincapié en que Josefina sufriera lo menos posible.
La decisión de los hermanos Reverte de "romper el tácito pacto de silencio que una vez hicieron y violar el carácter íntimo de su pequeña historia" surge como "reclamación de piedad y decencia" ante "el carácter atroz e injusto de la persecución emprendida contra los médicos y, sobre todo, contra los enfermos del hospital Severo Ochoa de Leganés".

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