martes, 1 de julio de 2008

LAS GÁRGOLAS



Siempre he sentido
atracción por las Gárgolas,
recuerdo haber tenido
una reproducción
de una de Motre Dame,
que mi madre
hizo desaparecer
pues decía que
era el demonio.



Gárgolas:
Guardianes frente el mal

Se asoman desafiantes
en las cornisas
de las grandes catedrales góticas.
Monstruos infernales,
imágenes grotescas,
muecas burlonas o
animales dantescos.
Cualquier representación
es buena si consigue su objetivo:
custodiar el recinto sagrado
de los embates del Maligno.
Son las defensoras pétreas,
depositarias del encargo divino...
Son las gárgolas.

La Leyenda que las formó

Refiere la tradición oral francesa la existencia de un dragón llamado La Gargouille, descrito como un ser con cuello largo y reptilíneo, hocico delgado con potentes mandíbulas, cejas fuertes y alas membranosas, que vivía en una cueva próxima al río Sena.

La Gargouille se caracterizaba por sus malos modales: tragaba barcos, destruía todo aquello que se interponía en la trayectoria de su fiero aliento, y escupía demasiada agua, tanta que ocasionaba todo tipo de inundaciones.Los habitantes del cercano Rouen intentaban aplacar sus accesos de mal humor con una ofrenda humana anual consistente en un criminal que pagaba así sus culpas, si bien el dragón prefería doncellas.
En el año 600 el sacerdote cristiano Romanus llegó a Rouen dispuesto a pactar con el dragón si los ciudadanos de esta localidad aceptaban ser bautizados y construían una iglesia dedicada al culto católico.

Equipado con el convicto anual y los atributos necesarios para un exorcismo –campana, libro, vela y cruz–, Romanus dominó al dragón con la sola señal de la cruz, transformándolo en una bestia dócil que consintió ser trasladada a la ciudad, atado con una simple cuerda.

La Gargouille fue quemado en la hoguera,
excepción hecha de su boca y cuello que,
acostumbrados al tórrido aliento de la fiera,
se resistían a arder,
en vista de lo cual,
se decidió montarlos
sobre el ayuntamiento,
como recordatorio
de los malos momentos
que había hecho pasar
a los habitantes del lugar.
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