
Y, normalmente, una injusticia. Desde el 2002, gente anónima de todo el mundo coloca bicicletas fantasma en los lugares en los que un ciclista ha fallecido víctima de un brutal atropello. Verlas es como pasar por delante de un accidente; invita a pensar, aunque sea por el tiempo que dura la piel de gallina o el tránsito del rojo al verde en un semáforo. La iniciativa Ghost Bikes (Bicicletas fantasma) nació en San Luis (Misuri, EEUU) cuando una chica en bicicleta fue arrollada por un coche y murió.
Seguro que ganó un titular en el periódico local.
Y quizá alguien con poder prometió mano dura y soltó un almibarado discurso de cartón…

La primera se colocó en noviembre en un punto negro de la N-141 a la altura de Montfullà (Giro-NES). El carril-bici que sigue la antigua vía del ferrocarril a Olot tiene un tramo que besa el asfalto.
Una joven colombiana de 29 años se dejó la vida en ese punto...
Fuentes el Periódico y www.ghostbikes.org
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