Josep Puig i Cadafalch consideraba que la arquitectura moderna debía reflejar la regeneración económica lograda por Cataluña a lo largo del siglo xix, evocando el esplendoroso pasado medieval y contribuyendo a la recuperación de las raíces de la identidad nacional.
Uno de los medios utilizados para este fin fue la incorporación de la escultura en sus proyectos, recordando las portadas, los claustros, las gárgolas y las misericordias de los coros románicos o góticos y también las orlas decoradas de los libros manuscritos iluminados.
El arquitecto utilizó la escultura para dar vida a sus edificios, desarrollando un ambicioso programa iconográfico, creado sobre la base de un imaginativo lenguaje de símbolos.
Fuente + Información://www.amatller.com
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