La violencia interétnica desatada hace una semana en el sur de Kirguizistán afecta a un millón de personas que necesitan alimentos y refugio, afirma un portavoz de Naciones Unidas. La situación en ese país centroasiático parece haberse estabilizado, pero hay más de 400.000 desplazados uzbekos y kirguises, que huyeron de los enfrentamientos en las ciudades de Osh y Jalalabad. La presidenta interina del país, Rosa Otunbáyeva, admitió ayer, durante la visita que realizó a la zona, que el número real de muertos en estos choques interétnicos "puede ser 10 veces mayor" a la cifra oficial de 191 muertos y 2.000 heridos. Antes de cerrar la frontera, el pasado martes, Uzbekistán acogió a 75.000 miembros de la minoría uzbeka de Kirguizistán.
Fuente, www.elpais.com
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