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Versos inéditos sobre el suicidio
Ay maldita sea me gustaría estar
muerta -absolutamente no existente-
ausente de aquí de
todas partes pero cómo lo haría
Siempre hay puentes -el puente de Brooklyn
Pero me encanta ese puente
(todo se ve hermoso desde su altura y el aire es tan limpio)
al caminar parece
tranquilo a pesar de tantísimos
coches que van como locos por la parte de abajo. Así que
tendrá que ser algún otro puente
uno feo y sin vistas -salvo que
me gustan en especial todos los puentes -tienen
algo y además
nunca he visto un puente feo.
muerta -absolutamente no existente-
ausente de aquí de
todas partes pero cómo lo haría
Siempre hay puentes -el puente de Brooklyn
Pero me encanta ese puente
(todo se ve hermoso desde su altura y el aire es tan limpio)
al caminar parece
tranquilo a pesar de tantísimos
coches que van como locos por la parte de abajo. Así que
tendrá que ser algún otro puente
uno feo y sin vistas -salvo que
me gustan en especial todos los puentes -tienen
algo y además
nunca he visto un puente feo.
Marilyn Monroe leía y escribía de manera compulsiva desde su adolescencia. Lo hacía en los tiempos muertos de los rodajes, en los monótonos días en hoteles, durante sus reincidentes crisis emocionales y, también, durantes los escasos momentos de felicidad que tuvo.
Anotaba sus pensamientos, caóticos a veces, poéticos casi siempre, en cuadernos, hojas sueltas o facturas. Escribió sobre la muerte, el suicidio, el abandono, el desamor y el miedo. Habló de su soledad y, entre notas de recetas de cocina, cartas a sus médicos y deseos cotidianos, pidió socorro en silencio en versos desolados:
"Vida
soy de tus dos direcciones.
De algún modo permaneciendo colgada hacia abajo
casi siempre...".
Fuente + información, El País 30/09/10
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