El microfilme es una especie tecnológica, otra, en extinción. Nacido en el siglo XIX, va camino de sobrevivir únicamente en las películas de espías. La Biblioteca Nacional de España (BNE), por ejemplo, dejará de usarlo en 2011. La Biblioteca de Cataluña hace tres años que no lo emplea.
La alternativa de la BNE es digitalizar los archivos en formato TIFF,
de mucha mayor definición y con ventajas añadidas como las de poder etiquetar e incluir información para la documentación del archivo.
La biblioteca está trabajando en la gestión de estos repertorios digitalizados ya que el CD, habitual recurso de almacenamiento,
tampoco presenta garantías de una vida longeva. Es el problema de la obsolescencia tecnológica, al que las entidades centradas en la conservación del patrimonio deben hacer frente.
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