Habían pasado más de dos años desde su última gira. Cualquier cosa podía esperarse de su regreso a los escenarios; podía incluso ocurrir que no volviera, que dejara plantados a los 12.000 fans que la aguardaban en la isla brasileña de Florianópolis. Pero cuando llegó el momento tan esperado, poco antes de la una de la madrugada del domingo, Amy Winehouse dio la cara y demostró que sigue siendo ella. Para bien y para mal.
La cantante se ha encaprichado de un chico al que ha conocido en Brasil. “Han estado viéndose a escondidas”, dice un amigo indiscreto.
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