Hasta en los momentos electorales se espera de los candidatos algo de elegancia. Sobre todo porque el insulto y la desautorización nos apartan de lo importante. Un ejemplo lo tenemos en esta campaña: ¿alguien sabe qué ofrecen las distintas formaciones? En principio lo único que sabemos es quién está contra quién. Y cuando la política se sustenta sobre el negativismo poco se puede avanzar...
Fuente:Al contrataque, No todo vale, Joan Barril.
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