Primero se quedaron con la democracia, luego fueron a por el país, y más tarde, aprovechando que sus propias leyes y cortapisas les favorecían, se agarraron a la impunidad. No contentos con ello, cuando gente indignada –nunca la suficiente, pero sí la bastante para empezar a levantar cabeza– les afeó en la cara su comportamiento, haciéndoles escrache, a esa gente la llamaron fascista, ellos, que vienen de una buena cepa, y la llamaron pro-ETA, ellos, que creen que la libertad es un reloj de cuco que solo asoma cuando le dan cuerda desde la superioridad. Les acusaron de “violencia agresiva”, y acusaron a los partidos habituales de instigarla...
Maruja Torres, articulo completo.
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