viernes, 7 de marzo de 2014

MIRADAS QUE VUELAN

PARATGE DE TUDELA, CABO DE CREUS (GIRONA)
Viento, piedra, mar. Estos dos cubos de acero corten que miran al Mediterráneo forman parte de un ejemplar proyecto de recuperación de un tramo de costa del cabo de Creus, en Cadaqués, donde en los años sesenta se levantó un peculiar resort hotelero de Club Med con 400 habitaciones.
TVERRFJELLHYTTA, PARQUE DE DOVREFJELL (NORUEGA) / SNOHETTA.
“El núcleo de madera parece erosionado, como la roca o el hielo, por las fuerzas naturales, y se coloca dentro de un marco rectangular de acero corten”, según el proyecto de Snohetta. Desde 2011, el pabellón del Centro Noruego del Reno Slavaje (90 metros cuadrados a kilómetro y medio de la zona de aparcamiento) da cobijo a los visitantes del parque nacional de Dovrefjell, territorio de renos salvajes, bueyes almizcleros y zorros árticos.
MIRADOR DE AURLAND (NORUEGA) / TODD SAUNDERS & TOMMIE WILHELMSEN.
Este mirador a 640 metros sobre el fiordo de Aurland fue inaugurado en 2006. “A pesar de que hemos optado por una forma expresiva, buscamos también la contención minimalista, en un intento de conservar y complementar la naturaleza”, escriben los arquitectos noruegos Todd Saunders y Tommie Wilhelmsen. La rampa mide 33,6 metros de largo y 13,5 de alto y se sustenta sobre una estructura de acero galvanizado y madera de pino.
STEP INTO THE VOID, CHAMONIX (FRANCIA) / PIERRE-YVES CHAYS.

En el pico del Aiguille du Midi, en Chamonix, a 3.842 metros de altura, uno puede poner a prueba su miedo a las alturas. En diciembre de 2013 se inauguró un mirador con un vertiginoso cubículo de cristal. Debajo de los pies queda un vacío de 1.035 metros. Y delante, un imponente paisaje alpino, que incluye el Mont Blanc.
SKYWALK, GRAND CANYON (ARIZONA, EEUU) / MRJ ARCHITECTS.
Vértigo asegurado. La estrella es, sin duda, la vista, más que el propio mirador, que levantó polémica en su día por el impacto visual en el paisaje del Gran Cañón del Colorado. Inaugurado en 2007, el Skywalk, una gran pasarela de acero en forma de herradura y suelo de cristal, lleva a los visitantes 21 metros más allá del borde del precipicio. Y 1.200 metros más abajo, el río Colorado. El precio de la entrada también es vertiginoso: 55 euros.
Fuente+infor

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