Los diablos vigilan París.
Unos con burla, otros con fiereza, e incluso alguno temeroso ante tan bella urbe. Esa es la impresión que me llevé al subir a lo alto de la catedral de Notre Dame, a la galería de las quimeras o gárgolas, donde podemos observar unas de las estatuas más peculiares del mundo, y con un fondo de excepción: la Torre Eiffel, el Sena… En definitiva, la ciudad de la luz.
Tan sólo 387 escalones separan la calle de este estrecho pasillo entre ambas torres de Notre Dame, que llegan hasta los 69 metros de altura.
Todo un hito para el gótico francés del siglo XII, consiguiendo ser el edificio religioso más alto de occidente, tras los 170 años que duró su construcción.
La primera quimera que me da la bienvenida, que no gárgola (estas son las estatuas que permiten evacuar agua de lo tejados, y proviene de la palabra gárgaras; en Notre Dame hay también muchas y muy bonitas...
Fuente+infor
París, cuantos recuerdos de paseos, tiendas y restaurantes. Algunas veces con mucho frió.
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