miércoles, 28 de febrero de 2018
Ibuprofeno
La sociedad catalana, atrapada en la división interna, puede haber entrado
en una espiral depresiva. La frustración vivida puede reforzar las
posiciones de los que han decidido abanderar el tremendismo del “todo o
nada”. La mayoría independentista puede quedar en manos de los que,
incapaces de cambiar la realidad, en vez de reconocer sus límites y de
rectificar buscando caminos más anchos y factibles, empujan la sociedad
catalana hacia las rocas. Persisten en dirigirla de nuevo hacia el
choque, a pesar de que, como se ha visto, carecen de la fuerza social
necesaria para afrontar la colosal batalla que proponen y carecen de
hoja de ruta, ya que la que propusieron resultó ser, esencialmente, un
recurso propagandístico o, como mucho, el guion de una obra de teatro
con final tan pomposo (la proclamación de la república en el Parlament
con todos los alcaldes independentistas alzando la vara) como triste: la
rápida dispersión, el 155, las detenciones, las fugas, la implacable
prisión preventiva... La victoria electoral del independentismo no implica un nuevo comienzo. Ha
permitido demostrar que el independentismo es mayoría política en
Catalunya, sí, pero no puede ofrecer más proyecto que la repetición de
la batalla perdida. Diríase que la estrategia ha quedado reducida a
hacer la vida imposible a los impiadosos ganadores (boicot al Rey). Fuente
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