En sus autos judiciales, el juez del Tribunal Supremo distorsiona la realidad de lo ocurrido en Cataluña hasta extremos difíciles de creer.
La vida política de Cataluña está en manos de un juez
del Tribunal Supremo con tal capacidad de fabulación que es capaz de
reescribir los acontecimientos que han tenido lugar en esa comunidad
autónoma en el último año. La desconexión total con la realidad en boca
de un político o periodista puede ser criticable, o debe serlo, pero en
el caso de un juez es mucho más grave por afectar de forma inevitable a
derechos fundamentales.
Pablo Llarena ha decidido este viernes el ingreso en prisión incondicional de Jordi Turull, que es
candidato a la presidencia de la Generalitat, y de Carme Forcadell,
Raül Romeva, Dolors Bassa y Josep Rull. Todos ellos tendrán que
responder de su actuación política y de los delitos por los que se les
acusa, pero tienen derecho a permanecer en libertad a la espera de
juicio a menos que se den una serie de circunstancias muy concretas.
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