Un turista venido de lejos suele pensar que italianos y
españoles son casi lo mismo. Los de aquí sabemos que ese parecido se
advierte sólo cuando se nos compara con los groenlandeses o los
zapotecas, porque vistos de cerca somos muy distintos. Sin embargo, una
frase del italiano Primo Levi bien podría aplicarse a la España de hoy:
“Algunos se sienten avergonzados de ser italianos.
El hecho es que
tenemos buenas razones para sentirnos avergonzados, la primera de las
cuales es no haber sido capaces de generar una clase política que nos
represente y, por el contrario, haber tolerado (…) una que no nos
representa”.
Para un observador atento, nuestra vida política ha
terminado por convertirse en una representación teatral: los actores
siguen un guion a menudo improvisado, plagado de golpes de efecto y de
giros inesperados; en la obra no importan tanto los hechos como el
partido que se pueda sacar de ellos, y las desgracias sólo se admiten y
se lamentan cuando es posible echar la culpa de ellas al otro.
La representación sigue su curso, pero uno piensa a veces que terminará como aquella obra que escribió Wagner en su juventud, en cuyo último acto, fallecidos todos los personajes, sólo aparecían sus...
Totalmente de acuerdo, nuestros políticos solo les preocupa el poder o llegar a el y todo lo demás es secundario. C.Farrés
La representación sigue su curso, pero uno piensa a veces que terminará como aquella obra que escribió Wagner en su juventud, en cuyo último acto, fallecidos todos los personajes, sólo aparecían sus...
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