domingo, 24 de junio de 2018
Sobre la ventana
Explica Semprún que, en el momento de ser liberado, salió del campo con una idea endeble pero fija. Ir hasta una casa bucólica que, durante años, había estado viendo cada día durante toda su cautividad. Llegó como pudo, sumamente debilitado. Llamó a la puerta. La mujer alemana que le abrió se asustó, y quedó paralizada al ver un esqueleto en su puerta. Sin mediar palabra, entró a la casa. En cierta manera se la conocía de memoria. Fue hasta la ventana del salón. Miró por ella hacia el campo, del que provenía, y sólo en ese momento habló a la mujer, en perfecto alemán, y le explicó el sentido de su visita. "Lo que suponía. Se ve todo". Luego salió de la casa y volvió al campo.
Es diferente ver que mirar. Aquella mujer, supongo, había mirado miles de veces por la ventana.
Pero no había visto. Ahora de repente, aun alejada de la ventana, por fin veía todo lo que hasta ese momento tan sólo había mirado. Y eso copaba su interior. Ver consiste en que lo visto te rompa la frente. No siempre sucede eso, ni siquiera en la época que relata Semprún...
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