A finales del siglo XIX la Antártida parecía ser la última frontera del conocimiento. La curiosidad y el afán de exploración convirtió este páramo frío, reseco y –aparentemente– muerto en uno de los focos principales de la investigación científica y geográfica. Durante la llamada «Época Heroica», diez países lanzaron un total de 17 grandes expediciones científicas, marcadas por la dureza de las condiciones, la escasez de recursos y el uso de una tecnología muy primitiva. Solo se aventuraron los más osados y los más duros y, de hecho, 19 personas se dejaron allí la vida, pero, finalmente, la gesta culminó con la llegada de la expedición de Roald Amundsen al polo Sur. Desde la última expedición de Sir Ernest Shackleton, la exploración comenzó a mecanizarse. A día de hoy, allí hay decenas de grandes bases, tanto permanentes como estacionales, enormes aviones de carga, vehículos de orugas y sofisticados sistemas de comunicación y navegación.
Leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario