"Alguien se había equivocado,/no se esperaba que hablaran,/no se esperaba que razonaran,/solo se esperaba que atacaran y murieran."
Tennyson, La carga de la brigada ligera
En 1982, el general argentino Leopoldo Fortunato Galtieri, jefe de la
junta militar que llevaba desgobernando la Argentina desde el golpe de
1976, ordenó la invasión y conquista de las Malvinas (Islas Falkland)
para los británicos. La operación, que concluyó con un desastre
fenomenal para los argentinos, se había concebido como un golpe de
efecto para relegitimar a los milicos golpistas y asesinos. Sirvió para
lo contrario.
El truco de agitar el espantajo de un viejo conflicto con la pérfida Albión,
enemiga secular de la católica España y sus colonias, para tapar
vergüenzas nacionales viene de lejos. Franco se valía de él o se lo
ponían en bandeja sus fieles: ¿hambre, miseria, represión? ¡Rusia,
culpable! Cuando Rusia dejó de ser culpable, pero el hambre y lo demás
seguían, ¡Gibraltar español! Hay multitud de anécdotas sobre las manifas
de falangistas en Madrid clamando por el Peñón.
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