jueves, 17 de enero de 2019

Mentir en Europa y mentir en España

Ayer, mientras la policía nacional hacía una redada de hostigamiento en Girona, el presidente Sánchez se explayaba en el Europarlamento sobre la independencia de la justicia española y la separación de poderes. Entre los detenidos, dos alcaldes de la CUP, uno de ellos esposado de tal modo que hubo de ser atendido en un hospital. Al otro (o al mismo, no ando seguro) lo detuvieron cinco individuos encapuchados que resultaron ser policías, como podían no haberlo sido. Porque, cuando la policía actúa sin orden judicial, como ayer, deja de ser policía para convertirse en una banda de pistoleros. 
Pero Sánchez proseguía recitando la lección de que en España es perfectamente admisible ser independentista y que los presos políticos (que no son presos políticos, sino presuntos delincuentes) tendrán un juicio justo. Un juicio justo a cargo del juez instructor Llarena y un tribunal presidido por el magistrado Marchena. Sin comentarios. O solo con uno: Sánchez llama "juicio justo" a un proceso político inquisitorial de una orientación básicamente franquista (aunque ella prefiera llamarse "nacional") contra sus enemigos políticos.
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