Escribo mientras un montón de patriotas supuestos corren a Madrid a
manifestarse, para eso es la democracia ¿no?; al mismo tiempo en
Catalunya e Iberia el PSOE y la amalgama independentista montan su circo
a mayor gloria de sus convencidos, ruptura de nada, y todo ello
mientras me obligan a decidir entre el tiranuelo Maduro o el Guaidó
golpista.
El mundillo de la opinión (que antes era información valorable, el
lector decidía, ahora el lector ha desaparecido en favor de la
feligresa) me fuerza a considerarme culpable elija lo que elija. La
víctima real es la Razón y el pensamiento crítico; en esta sociedad
donde la imagen ha sustituido a los hechos y hasta a los objetos
(incluidas las personas) no cabe el escepticismo, uno ha de abrazar a su
grupo, su partida, su harca, porque la definición de lo que somos la da
esa imagen preconcebida y no nuestro caletre.
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