¿Qué sentido tiene trasladarlos 11 días antes? ¿Agravar su padecimiento? ¿Alargar más el suplicio de las familias? ¿Hacer más difícil la defensa? ¡Que les den!, total, son catalanes independentistas, una enfermedad que adoctrina el cerebro del infectado (como decía el ministro Pepito Borrell) y que lo transforma en el "rojo separatista" programado para dinamitar la indisoluble Nación española. Una enfermedad que el Tribunal Supremo está dispuesto a combatir a fuerza de antibióticos jurídicos en manos de los siete filofascistas casposos liderados por el Mengele Marchena. Hambrientos justicieros que no dudarán en manchar la masa con el sangriento "peso de la ley".
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