jueves, 14 de febrero de 2008

SKREI / GADUS MORHUA

Un manjar que surgió del frío.Entre febrero y abril, el bacalao tiene un momento gastronómico cumbre. Se produce, según los noruegos, el "milagro del skrei", el periplo marino de un cotizado pez cuyo nombre significa nómada.Cuando alcanza los cuatro o cinco años de edad y su peso supera los tres kilos, el bacalao ártico (Gadus Morhua) siente la necesidad de abandonar las gélidas aguas del mar de Barents y migrar hacia el suroeste, a las islas Lofoten, lugar donde nació.En esas aguas, a "sólo" 4 grados a pesar de estar en el Círculo Polar (les acaricia la corriente del Golfo), millones de bacalaos encuentran un lugar confortable para desovar. El viaje, de miles de kilómetros, dota a su cuerpo de unas carácterísticas especiales que lo convertirán en manjar suculento. Tiene menos grasa y sus músculos se hacen más fuertes. Su carne es muy blanca y firme. En su balneario cristalino de Lofoten, el skrei se alimenta de cangrejos, moluscos y arenques.La larga marcha es de ida y vuelta, pues tras el desove (una hembra puede soltar cinco millones de huevos) el bacalao regresa al Ártico.Los que no retornan acaban en la lonja. Pero el volumen de captura de este bacalao de invierno tiene un reglamento riguroso. Se pescan ahora unas 55.000 toneladas de bacalao en las Lofoten, mientras que a finales de los años cuarenta las capturas llegaban a las 147.00 toneladas. Se utiliza palangre (sedales con varios anzuelos) y los ejemplares se marcan con una chapita de control.Los noruegos dicen que el skrei es el bacalao más exquisito del mundo y llevan ya 11 años intentando convencer de las bondades de este pescado fresco a los gourmets españoles.

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