lunes, 24 de marzo de 2008

LOVE HOTELS

Barcelona es su capital, con una decena, hijos de los meublés de posguerra. Persiguen atraer a jóvenes con el reclamo de habitaciones a 45 euros y una elegancia low cost.
El gerente del La França divide su clientela entre pre, post y extra marital: Jóvenes con urgencias, especialmente al cierre de las discotecas; divorciados con horario escolar, y un porcentaje incierto pero estable de infieles, que reinan entre semana, a la hora de comer a la salida del trabajo.
Los recepcionistas reconocen a los adúlteros casi sin mirarles. Bastan las gafas de sol o una mujer que espera de espaldas el ascensor.A las tres de la madrugada se abre el garaje del Regàs de Barcelona. Un coche entra y en torno a él caen dos cortinones. Los ocupantes descienden y esperan en un cubículo mientras un conserje trajeado aparca y cubre con una lona la matrícula. Les acompañan a la habitación para asegurarse de que no se crucen con otro cliente. Tienen prohibido circular solos. Para salir deben marcar el 9 y esperar al conserje. En la habitación, un espejo gigante y una televisión con canales porno y teletiendas. Las ventanas, selladas.
El modelo es universal.
Love Hotels en Japón, Hotel del amor, ラブホテル.
Simpático nombre con el que se describe a uno de los tótems de la perversión sexual japonesa. Lo que aquí llamaríamos picadero (también conocido como casa de tus padres cuando se van de vacaciones o vestuarios semidesiertos de centro comercial) en Japón significa toda una red de hoteles destinados a parejas con poco espacio para el conocimiento conyugal, mucha imaginación y aún más dinero, donde cada habitación es la fantasía de un japonés hecha realidad.
Los love hotel son la solución perfecta para el problema que tienen muchas parejas japonesas a la hora de consumar sus relaciones, en una sociedad en la que a menudo varias generaciones conviven bajo un mismo techo, con los consiguientes problemas de falta de privacidad y discreción.

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