martes, 29 de abril de 2008

EL NUEVO PETRÓLEO

La jornada comienza antes de que la luna se haya escondido tras las montaña, a la hora del escorpión y la hiena.Las mujeres del agua, acostumbradas a dormir poco y soñar con peces muertos, despiertan a sus hijas temprano para evitar el zarpazo del sol del mediodía.El camino es largo áspero, de la tierra reseca que ya no recuerda el olor a lluvia. Cada amanecer deben andar sobre el pedregal durante cinco horas para buscar agua, la esencia de la vida.Las niñas, también. Esa obligación impuesta por el género les impide acudir a la recula para aprender a ser libres.Al final de la trocha y el cansancio encontrarán una poza, acaso un estanque de agua turbia y pestilente.Infestada de parásitos, donde llenarán sus bidones amarillos entre las pezuñas de los animales y la amenaza de la malaria y la conjuntivitis.Veinte kilos a la espalda y vuelta a casa a repetir la rutina. Cinco litros por persona y día para cocinar y lavarse, la misma cantidad que aquí se traga en váter cada vez que tiramos la cadena. Esto es el cuerno de África, y solo el 24% de la población dispone de agua potable.La muestra Dones d’aigua permanecerá expuesta en la Casa Amatller (paseo de Gràcia, 41)
Hasta el próximo 18 de mayo, fecha en que iniciará un recorrido por España durante tres años.
Fuente el Periódico, fotos Tomas Abella, Texto Olga Merino.

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