Antes de dejarlo todo y mudarse a Madrid, Masaaki Hasegawa (Tokio, 1987) trabajaba en una oficina japonesa como investment strategist
(estratega de inversión). Aunque se traduzca su cargo al español, puede
que el término siga resultando ajeno para muchos hispanohablantes. De
eso trata buena parte de sus trabajos como artista visual, su nueva
profesión desde que cambió de vida hace cinco años: los seres humanos
recurrierion a las palabras para comunicarse y ahora resulta que no se
entienden entre sí.
En
un mundo lleno de barreras, entre ellas las más de 7.000 lenguas
distintas que existen en él, Hasegawa crea un idioma improvisado. Pinta
sobre el mobiliario urbano formas abstractas, a medio camino entre la
modernidad del grafiti y la tradición del shodō, el arte de la
caligrafía nipona.
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