miércoles, 18 de abril de 2018

"Frankenstein - 04155"


Querido consumidor: deja de reciclar

Vivimos rodeados de anuncios que nos dicen que tenemos que reciclar, que es muy importante echar los plásticos al contenedor amarillo para que así tengan una segunda vida y el planeta sea un lugar mejor. Lo que nadie dice es que los plásticos son muy difíciles de reciclar y el pequeño porcentaje que sí es reciclado se convierte en un plástico de poca calidad y económicamente poco rentable. Esto tiene como consecuencia que la forma que se tiene de dar salida al plástico que producimos y tan bien separamos sea incinerándolo para, en el mejor de los casos, obtener energía.
Debemos cambiar nuestra manera de pensar: el mejor reciclaje que existe de un residuo es no producirlo. Como todo es más fácil decirlo que hacerlo, una simple visita a cualquier supermercado puede convertirse en un calvario para una persona que quiera romper con el plástico.
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El exceso, doctrina de Estado


La situación actual puede leerse no como la del recorte progresivo de las libertades, sino como la del enésimo retorno de la doctrina del exceso que, como ha sucedido otras veces, se puede volver contra sus protagonistas. ¿No resulta exagerado, excesivo, incluso para los sectores más conservadores, al menos dentro del marco de lo que llamamos democracia, que se acuse de terrorismo a quien ha cortado una vía, ha roto un cajero o ha hecho un piquete, o a quienes se han peleado en un bar con unos guardias civiles? ¿Que se impute de sedición y rebelión a quien desde las instituciones ha promovido un referéndum que acabó en una independencia meramente virtual? ¿O de injurias a la Corona y al honor de algún "honorable" a quien rapeó "borbones cabrones" o escribió "Carrero campeón de salto"?
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Cómo cocinar un caso Alsasua


Para cocinar un caso como el de los jóvenes de Alsasua, lo primero que debemos tener en cuenta es el entorno natural. De igual manera que en la costa el producto estrella es el pescado y en zonas de interior lo es la carne, para cocinarse bien, un caso como el de Alsasua debe ser elaborado en regiones aficionadas a entender que el terrorismo es un producto de la tierra susceptible de elaboración para consumo. Mientras en la Irlanda del IRA la desaparición del terrorismo fue celebrada como un avance social sin melancolías, la España post ETA decidió movilizarse en torno a la reivindicación del producto típico nacional como elemento gastronómico central a conservar y expandir.
Protegida e incorporada a la dieta diaria, la materia prima terrorismo es hoy, en esta región, susceptible de ser deconstruida de mil formas originales. El plato Alsasua es una de ellas. La petición, con total naturalidad y manejo de la materia prima, de condenas de 375 años de cárcel por una agresión de bar que acaba con un guardia civil de paisano con un tobillo roto, puede parecer digna de la alta cocina moderna por su originalidad, pero es un plato de andar por casa y fácil de cocinar.
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La ideología de Ciudadanos

Sobre los injertos capilares de Albert Rivera y la ideología de Ciudadanos.
A pesar de que 64 primaveras me contemplan ya, y aun cuando he asumido los claros que dominan en la poblada cabellera que antaño disfruté, no puedo negar que sigo siendo un hombre coqueto. Y tras contemplar el paso del tiempo cada mañana frente al espejo, no puedo evitar mirar con detalle la frondosidad capilar de aquellos varones que más recurrentemente aparecen en los medios de comunicación. Alucino con el vigor de la melena de mi querido Pablo Iglesias, aún cuando reconozco que en materia capilar el campeón es, sin ningún género de dudas, Carles Puigdemont. No es difícil, ni siquiera para el ojo inexperto, augurar que el ex president de la Generalitat y su leonino cabello afrontarán con éxito y buena salud los envites del tiempo. No obstante, en materia capilar, existe un gran interrogante: Albert Rivera. Confieso que he tenido que repasar imágenes del líder de Ciudadanos en diferentes momentos de su no tan corta trayectoria política para poder elaborar una teoría que se sustente en los hechos. Y, después de mucho reflexionar y de hacerme a mí mismo preguntas de una insondable profundidad metafísica, he llegado a encontrar una hipótesis certera. Repasemos las preguntas y respuestas que me han llegado a conformar mi opinión.
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"Los regalos no se devuelven"

Rufián le recuerda a Cifuentes que "Los regalos no se devuelven"

El diputado de ERC Gabriel Rufián no se ha podido resistir a comentar la decisión de Cristina Cifuentes de renunciar a su polémico y dudoso máster en la Universidad Rey Juan Carlos. Pero, más que ver a qué podía renunciar él como han hecho otros muchos tuiteros, ha querido recordarle una norma de cortesía.
Rufián, muy ácido como siempre a través de Twitter, le ha recordado a la cuestionada presidenta de la Comunidad de Madrid “que los regalos no se devuelven”.  
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"Masacre"

Dislate tras dislate. Esto empieza a ser alarmante. El desprestigio de las instancias judiciales supremas españolas es galopante. Si anteayer parecían autoritarias y ayer incoherentes, hoy resultan ser pueriles. 
El último auto de la sala de lo penal del Supremo, con un motivo colateral, se permite enjuiciar la decisión del tribunal alemán de dejar en libertad a Puigdemont. Lo hace ex abundantia cordis, no porque deba o a ello tenga derecho. Su juicio, por supuesto, negativo, hosco y hasta paternalista: el tribunal alemán se ha precipitado, no ha reflexionado bien ni ha calibrado las pruebas. Así mismo. Cabe imaginar la respuesta: ¿qué pruebas? Si han tenido que ir los fiscales españoles hace unos días a llevárselas a los alemanes, fuera de tiempo, claro, y sin más garantía que los "informes" de la guardia civil. 
Pero no es esta arrogante mpertinencia lo peor. Lo peor está en el meollo del argumento de por qué los teutones yerran al negar que hubiera una violencia de la intensidad suficiente para doblegar la voluntad del Estado a la hora de aceptar el delito de rebelión. En este terreno, las razones jurídicas que aduce el alto tribunal no pueden ser tales porque padecen uno de los peores vicios de la lógica, esto es, el anacronismo. Y algo que no es lógico, no puede ser jurídico. Razonan los jueces la obviedad de aquella violencia de intensidad suficiente ante el aplastante dato de dos millones de votantes. Si no se llegó a ese extremo, si se evitó una masacre  (sic), fue precisamente porque no se dispusiero...
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